Mi nombre es Mayarí pero todo el mundo me dice Maya. Nací en Argentina y soy diseñadora de modas, me recibí hace como noventamil años en el 2000. En Santa Fe, de donde soy originalmente, no había carrera de modas, entonces la hice en Rosario, una ciudad un poco más grande y cuando me recibí me mudé a la preciosa ciudad de la furia, la genial y fantástica Buenos Aires.
Tenía unos 23 años cuando llegué y me pude poner a trabajar en la industria pero mi título, una tecnicatura terciaria, parecía no ser suficiente para lograr trabajos en moda, no pasaba ninguna entrevista.
Se me ocurrió estudiar vestuario y así lo hice en el Teatro San Martín, me apasionó y pronto me metí a trabajar en el medio audiovisual donde conocí mucha gente y colaboré en proyectos tan variados y llenos de desafíos que llenaron mi alma. Diseñé, produje y desarrollé personajes para teatro, cine, televisión, ballet, videoclips, activaciones, publicidades y styling de moda. Esa fue mi verdadera escuela, ya que cada trabajo tenía sus propias complejidades y de todas aprendí un montón.
Mientras tanto como el trabajo de vestuarista me permitía manejar mis tiempos ( algo glorioso) estudié cuanto curso de costura y patronaje pude tanto en instituciones como con personas de manera particular. Allí conocí mi verdadera pasión: el taller, las máquinas, las telas, recorrer el centro en búsqueda de la tela ideal, hablar con costureros, devorar libros de patronaje para poder resolver una idea, animarme, equivocarme y tener que tirar 3 muestras pero lograr un buen resultado… ¿Por qué los diseñadores no cosen y los costureros no diseñan? nunca entendí eso. Pero bueno, de alguna manera yo lo estaba haciendo.
Para mi no pasaban las horas sumergida en mi mundo, en mi taller en San Telmo ( o sea mi sala adaptada a una mesa de corte de dos metros por dos metros para poder cortar dichosa una tela abierta), allí cosía en compañía de mi gata, mis amigos, hacíamos pruebas de vestuario, escuchábamos música, tomábamos fernet. Era más divertido que salir !!! Realmente me acostumbré a eso.
Tal es así que al mudarme a México en el 2015 se me ocurrió dar clases a otras personas como yo y transferirles mi pasión. Sabiendo que para aprender, no es imprescindible pasar por una institución. El conocimiento está ahí para quien quiera agarrarlo y más en la era de internet, eso sí, de la práctica no se salva nadie. Por eso creé este método listo para crear, de cara al fast fashion, el fast learning. Es un método que sólo necesita la disposición creativa del otro. Mi trabajo consiste en revolverme el centro y el mundo si es necesario para conseguir las telas y las herramientas para que mis alumnas creen lo que les dicta su imaginación con mi ayuda, en un principio pero pensando en otorgarles todas las herramientas que tengo para que lo puedan desarrollar solas. Yo pongo los patrones que previamente estuve horas o días preparando, las máquinas a punto, los mejores materiales y el resto es la magia que sucede entre las paredes de mi querido taller en Ciudad de México, el cual ya lleva 8 años de existencia gracias a la confianza que me ha tenido este hermoso país que tan bien me recibió.
Este año estuve en un pequeño receso de unos meses donde fui a trabajar a Portugal y llevé el método. Fue increible, me conectó con cada vez mas y mas personas dispuestas a crear y a confiar en mi. No es fácil¡¡¡ mucha gente sigue creyendo en los diplomas, no los culpo pero por mi propia trayectoria puedo dar fe que: primero no todo el mundo cuenta con el dinero y el tiempo para estudiar una carrera de moda, segundo los oficios existen antes que el negocio de la educación. Asique estoy feliz de regresar una temporada más a México con nuevas ideas, muchas saudades de mi taller y de Rumi, mi gata ( afiliada al taller donde se la pasa molestando a las alumnas y distrayéndolas de sus proyectos con sus garritas) y ganas de compartir con ustedes todo lo que aprendí este año de paseo por las Europas. Nos vemos en Enero.